El uso de la lengua como instrumento en la comunicación global dentro de un marco multilingüe exige, por un lado, el acortamiento de los tiempos de aprendizaje y, por otro, una focalización más acentuada en los propósitos específicos en esta trayectoria de capacitación hacia un mayor grado de especialización requerida por una demanda creciente del contexto de país.
La proyección hacia la profesionalización de cada una de las áreas del conocimiento, y la cada vez más acentuada demanda de un saber específico y particularizado, hacen indispensable un ámbito de perfeccionamiento de habilidades y actualización de destrezas, espacio que hasta ahora no había parecido relevante. Es así que los horizontes de antes se han ampliado en forma notable, y lo que parecía suficiente -en especial a nivel de lengua- es ahora el estándar desde el cual comenzar a buscar mayores logros.
En este escenario, las instituciones universitarias deben responder a la necesidad de un compromiso a ofrecer la posibilidad de fortalecer tanto una formación lingüística superior, como a apoyar en cada estudiante su especialidad multidisciplinar, y alentarlos en la búsqueda de soluciones profesionales y en la producción de conocimientos, desde la enseñanza y desde la investigación.
